Los Monólogos de un Coco

"En la obra yo digo: "No quiero teñirme el pelo, no quiero cirugía, pero (y esto lo pronuncio bajando la vista hacia mi entrepierna) al padre de mis hijos no lo voy a abandonar, haré todo lo que sea por él."
Por: Ximena Torres Cautivo \ Fotos: Víctor Ruiz \ Maquillaje: Javiera Ruiz de Gamboa \ Revista Mujer - La Tercera

Su productor aparece tapizado en mezclilla azul; la camisa y los pantalones son íntegramente de ese material. Y él, cuasi forrado en cuero. Parecen los protagonistas envejecidos de Busco mi Destino o esos añosos hippies de Key Biscayne, siempre montados en sus ruidosas Harley. Así lucen en la oficina del Teatro Circus, su empresa, donde esta noche Coco Legrand presenta una función especial de su actual rutina y en el frontis la Maldo y la Argandoña se preguntan: "¿Somos amigas o no somos amigas?".
Un par de horas antes de que se suba al escenario y emprenda su monólogo con las cuitas de "un motoquero" (que no es otro que él mismo), intentamos sostener un diálogo, pero a sus 58 años Alejandro González Legrand tiende al soliloquio. Y si uno insiste en sacarlo de su ensimismamiento, reclama: "Estamos hablando como estornudo de gato; muy desparramado".
¿Cómo te encontraste con la sicóloga Pilar Sordo, autora de "¡Viva la diferencia!", el libro que revela las diferencias hombre-mujer y que estás incorporando a tus monólogos?
"Pilar acababa de lanzar su libro y yo fui a escuchar una charla suya sobre el tema de las diferencias hombre-mujer, y me impresionó. Encontré que la realidad que describía estaba muy bien observada. Además, me pareció liviana, graciosa, con un gran poder de comunicación. Siento que ese trabajo de ella es importante comunicarlo, porque hoy la gente lee poco. Y aunque no voy a usar su libro completo en mis monólogos, sí tomaré elementos que a la gente la tocan, la interpretan, que ese es el mérito de los poetas, de los grandes comunicadores", - dice y se lanza a recitar-: "Piececitos de niño, azulosos de frío, cómo os ven y no os cubren?"
Gabriela Mistral le dio en el clavo a la pobreza con una sola imagen. A la pobreza material y espiritual, esa que no pudo erradicar ni Jesucristo, que es la gran misión, y en eso estamos, - remata, yéndose por el lado profundo, que es una veta que le brota de tanto en tanto.